Mientras la línea casual de la casa se consagra a los juegos acuáticos, Sarah Burton se pone utilitarista en el crucero 2012 de Alexander McQueen. Tras la tormenta real,  la diseñadora parece ir desgastando la etiqueta de continuadora natural  del legado de su predecesor y empieza a trazar su propio camino.
Apostando por materiales tan sencillos como el  algodón y siluetas depuradas en perfectos vestidos y trajes, Burton no  pierde de vista sus referentes pero se planta en lo elemental.
 
 
 
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